El proceso de modernización tuvo un gran impulso con la ayuda de tres revoluciones: la revolución industrial, la revolución francesa y la revolución protestante.
La revolución industrial: fue un período histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX. Sin embargo, algunos historiadores no consideran este período como revolución porque el cambio fue gradual. Por otro lado, este proceso provocó cambios tecnológicos, económicos y sociales, pasando de una economía rural de agricultura y comercio, a una economía industrializada y mecanizada. El éxito de esta revolución se produjo con la llegada de la máquina de vapor de James Watt, ya que aumentó de forma significativa la capacidad de producción.
La revolución protestante: inició en 1517 cuando Martín Lutero publicó sus famosas 95 tesis con las indulgencias de la iglesia. La mayor causa de esta revolución fue la necesidad de mejorar la iglesia cristiana. Lutero desafió al papado al afirmar que la Biblia era la única autoridad de la iglesia. Él cría que las salvación se conseguía a través de la fe en Jesucristo sin la ayuda de la iglesia. Como consecuencia de este proceso, la iglesia perdió poder y riquezas que se transfirieron a la corona y a nuevos grupos sociales en ascenso.
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