Byung-Chul Han, una de las voces filosóficas
más innovadoras que ha surgido en Alemania recientemente, afirma en este
inesperado best seller que la sociedad occidental está sufriendo un silencioso
cambio de paradigma: el exceso de positividad está conduciendo a una sociedad
del cansancio.
Según el autor, toda época tiene sus
enfermedades emblemáticas. Así, hay una época bacterial que toca a su fin con
la invención del antibiótico. A pesar del manifiesto miedo a la pandemia
gripal, actualmente no vivimos en la época viral. La hemos dejado atrás gracias
a la técnica inmunológica. El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista
patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. La depresión, el
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno
límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste ocupacional (SDO)
definen el panorama patológico de comienzos de este siglo. Estas enfermedades
no son infecciones, sino estados patológicos que siguen a su vez una
dialéctica, pero no una dialéctica de la negatividad, sino de la positividad,
hasta el punto de que cabría atribuirles un exceso de esta última.
Byung-Chul Han, en “La sociedad del cansancio”
desarrolla una análisis acerca de las consecuencias que tienen en nuestra vida
(y en nuestra muerte también) las normas culturales propias del mercado
neoliberal.
Cada sociedad crea a su “hombre invisible”.
¿Qué quiero decir con esto? Con invisible me refiero a lo normal, lo que no
destaca, que está naturalizado en su funcionamiento, lo que se funde en el
paisaje. El hombre invisible que tenemos hoy es el ser humano que vive en el
estrés, que cumple con todo, la mujer trabajadora, efectiva en todas las
dimensiones en las que se despliega.
Esta figura es parte de las concepciones de
sujeto en nuestros tiempos. Este procedimiento mantiene al hombre como un ideal
siempre efectivo y productivo, conectado a la inmediatez por la tecnología,
sobre-exigido por la dimensión de urgencia de las posibilidades de saber y
acceso a todo sin delimitación concebida, “sin fisura”.
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