La nueva ola trae consigo una nueva vida, basada en fuentes de energía renovables y diversificadas, nuevas familias no nucleares. Esta civilización maneja un nuevo código de conducta, además, va más allá de la concentración de energía, dinero y poder, derribará burocracias, reducirá el papel nación-Estado y dará nacimiento a economías semiautónomas en un mundo postimperialista.
Aparece el concepto de prosumidor (fusión entre productor y consumidor): el consumidor podría llegar a ser un productor al mismo tiempo. A diferencia del auto-consumo de la Primera Ola, ahora puede producir productos y servicios para otros. En la tercera ola fundamentalmente se amplifica la fuerza mental del ser humano. Los sistemas cibernéticos, computacionales, de comunicación, Internet, etc, funcionan como amplificadores de la fuerza mental.
La familia nuclear cede su lugar a infinidad de tipos de familias. Familias monoparentales, unipersonales, convivencia estable entre amigos, convivencia entre personas del sexo opuesto con o sin relaciones sexuales. Además, nace la cultura "sin hijos". El trabajo infantil dejará de ser castigado para pasar a ser estimulado. Según el autor, "hombrecitos" de 14 años estaban mejor cualificados que muchos adultos para vender ordenadores o computadoras. Uno de los males a combatir en la tercera ola es la soledad. Eso es debido a la falta de estructura que brindaba la segunda ola y a la falta de necesidad de relacionarse.
La dinámica de comunicación de la tercera ola es la comunicación varios a varios. Al igual que la producción, los medios se van desmasificando. Hay infinidad de revistas especializadas en temas específicos; numerosos canales de televisión por cable y satélite; la capacidad de las computadoras de comunicarse... Todo ello hace que la comunicación esté personalizada y que el consumidor ya no se limite a tomarla "tal cual viene". Ahora el espectador puede intervenir en los diarios que lee y en los programas de televisión que mira.
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